24 DE AGOSTO 2018

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Lectura para hoy: CS 529

Dios declara positivamente en su Palabra que castigará a los transgresores de su ley. Los que se lisonjean con la idea de que es demasiado misericordioso para ejecutar su justicia contra los pecadores, no tienen más que mirar a la cruz del Calvario La muerte del inmaculado Hijo de Dios testifica que “la paga del pecado es muerte”, que toda violación de la ley de Dios debe recibir su justa retribución.

Cristo, que era sin pecado, se hizo pecado a causa del hombre. Cargó con la culpabilidad de la transgresión y sufrió tanto, cuando su Padre apartó su faz de él, que su corazón fue destrozado y su vida aniquilada. Hizo todos esos sacrificios a fin de redimir al pecador. De ningún otro modo habría podido el hombre libertarse de la penalidad del pecado. Y toda alma que se niegue a participar de la expiación conseguida a tal precio, debe cargar en su propia persona con la culpabilidad y con el castigo por la transgresión. Consideremos lo que la Biblia enseña además respecto a los impíos y a los que no se han arrepentido, y a quienes los universalistas colocan en el cielo como santos y bienaventurados ángeles.

“Al que tuviere sed, le daré a beber de la fuente del agua de la vida de balde”. Apocalipsis 21:6 (VM). Esta promesa es solo para aquellos que tuvieren sed. Solo aquellos que sienten la necesidad del agua de la vida y que la buscan a cualquier precio, la recibirán. “El que venciere heredará todas las cosas; y yo seré su Dios, y él será mi hijo”. Vers. 7. Aquí también, las condiciones están especificadas. Para heredar todas las cosas, debemos resistir al pecado y vencerlo.

El Señor declara por el profeta Isaías: “Decid al justo que le irá bien”. “¡Ay del impío! mal le irá porque según las obras de sus manos le será pagado”. Isaías 3:10, 11. “Pero aunque el pecador haga mal cien veces—dice el sabio—, y con todo se le prolonguen los días, sin embargo yo ciertamente sé que les irá bien a los que temen a Dios, por lo mismo que temen delante de él. Al hombre malo empero no le irá bien”. Eclesiastés 8:12, 13 (VM). Y San Pablo declara que el pecador se atesora “ira para el día de la ira de la manifestación del justo juicio de Dios; el cual pagará a cada uno conforme a sus obras”; “tribulación y angustia sobre toda persona humana que obra lo malo”. Romanos 2:5, 6, 9.